El ruido excesivo nos quita ocho meses de vida

El gerente de la Asociación Española para la Calidad Acústica, Felipe Merino, explica a ABC.es el daño que produce en nuestra salud este tipo de contaminación ambiental

Guillermo Llona || ABC.es > Sociedad


Felipe Merino, gerente de AECOR

 La Organización Mundial de la Salud (OMS) achaca a los factores ambientales la muerte de uno de cada cinco europeos. Después de la contaminación del aire, el exceso de ruido es la segunda de las causas más nocivas.

«Con el paso del tiempo, el no disfrutar de un buen descanso provoca estrés prolongado y fatiga. Además, al final surgen problemas de insomnio, taquicardia, e incluso la sangre se puede espesar, dificultándose su circulación por el cuerpo», asegura el responsable de Aecor. Merino recuerda también que «es muy peligroso no descansar bien si se trabaja con determinados productos o maquinaria».

El daño en la salud producido por este tipo de contaminación ambiental es muy diferente en el campo y en la ciudad. «Una persona que vive en la ciudad tiene más probabilidades de perder audición que una que vive en el campo. Las pérdidas no son excesivas, pero a largo plazo sí se ven diferencias entre los daños sufridos por los habitantes de la ciudad y los que viven en el campo», afirma Merino. El traslado de la ciudad al campo también puede acarrear algún problema a quien no está habituado al silencio. «Sí se necesita un tiempo de adaptación, es el caso de gente que vive cerca de aeropuertos. No se suelen ver casos extremos, pero sí es cierto que durante las primeras noches en el campo la persona habituada a dormir con ruido de fondo elevado puede sentirse extraña», explica el gerente de Aecor.

También existen diferencias según el poder adquisitivo de los habitantes de un área determinada. La población pobre está cinco veces más expuesta a la contaminación acústica que la población rica. «Principalmente se debe a que las zonas pobres están más masificadas, cuanto mayor es el número de habitantes, más ruido se genera; en una zona de chalets, al haber mayor tranquilidad, es menor el nivel de ruido», explica Felipe Merino.

Políticas municipales

Las políticas medioambientales en las grandes ciudades españolas promocionan el uso del transporte público y la bicicleta, pero desde algunas organizaciones ecologistas se critica que muchas de esas políticas contra la contaminación acústica están centradas en las discotecas y zonas de ocio nocturno, y descuidan otras partes de la ciudad y otras fuentes de ruido. Merino advierte, «se supone que la mayoría de quejas ciudadanas van contra el ruido que se produce en los centros de ocio, como las discotecas, pero esto no es cierto, los jóvenes que se divierten en la calle son la fuente del ruido. Una discoteca bien insonorizada no supone un problema para el vecino». En cualquier caso, las principales fuentes de ruido en las ciudades son el tráfico y las obras.

En los grandes núcleos urbanos se realizan estudios en las zonas con mayores niveles de contaminación acústica para detectar problemas de insomnio y estrés en su población, «y también se hacen audiometrías a trabajadores expuestos a altos niveles de ruido para medir la pérdida de audición», asegura Merino. Además, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente cuenta con el Sistema Básico de Información sobre la Contaminación Acústica (SICA).

En Madrid, buena parte de la población sufre niveles de ruido que superan con creces los límites fijados por la normativa nacional y europea. En la capital de España, si tomamos como referentes los valores límite de ruido que aconseja fijar la OMS y los registrados por las estaciones de medición, la Casa de Campo es la única zona de la ciudad donde los madrileños no tienen que soportar ruido excesivo a ninguna hora del día.

Una lucha europea

La Unión Europea obliga a sus miembros a fijar unos objetivos de calidad acústica. En España, los límites fijados para las zonas residenciales son de 65 dB (decibelios) durante el día y 55 dB durante la noche. Si el límite diurno coincide con el que pide la OMS, la cifra nocturna supera la recomendada por este organismo de Naciones Unidas, que aconseja fijar el límite entre los 45 y los 50 dB. En otros países de la UE los valores límite fijados por sus gobiernos son mucho más exigentes que en España. Así, en Italia, el límite de ruido diurno es de 55 dB, y el nocturno de 45 dB. En Alemania estos valores están fijados en los 59 dB durante el día y los 49 dB durante la noche.

Según un estudio de la OMS, España es el segundo país más ruidoso del mundo. Sólo los japoneses tienen que soportar a diario más ruido que los españoles. Los expertos en acústica recuerdan que los ruidos que superan los 70 dB provocan daños en la salud. Y la Agencia Europea de Medio Ambiente que el riesgo para la salud que supone la contaminación acústica es «muy superior a los del tabaquismo pasivo y la contaminación de aire por ozono y partículas, temas que reciben mayor atención por las administraciones».

Los «cazarruidos»

La iniciativa privada también ha puesto sobre la mesa el problema que para la salud y la calidad de vida de los ciudadanos supone la contaminación acústica. Así, Centros Auditivos Gaes y Seguros Médicos DKV pusieron en marcha una campaña de sensibilización para el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido. Un equipo de «cazarruidos» recorrió las calles de Madrid, Barcelona, La Coruña y Málaga poniendo simbólicas multas a quienes provocasen ruido por encima del límite de 65 dB, e informándoles de las consecuencias nocivas que para la salud tiene este exceso. Una forma divertida de denunciar este tipo de contaminación ambiental.

Más INFO:

Sin comentarios.