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Windows 10 y Ubuntu 18. Guía de instalación en un mismo equipo

Juan Ranchal || MuyComputer

Windows 10 y Ubuntu 18 es una combinación excelente para aprovechar las ventajas del sistema operativo de referencia en Microsoft y la distribución GNU/Linux más popular del mercado propuesta por Canonical.

La reciente liberación de Ubuntu 18.04 LTS (versión importante por su soporte de largo término) y el inminente lanzamiento de la nueva versión mayor de Windows 10, conocida como Spring Creators Update y que puede llegar como Windows 10 April 2018 Update, nos permite actualizar una guía de instalación que hemos venido realizando con versiones anteriores de Windows y Ubuntu.

Windows 10 y Ubuntu 18 es una combinación ideal, pero no la única, y la guía sirve básicamente para instalar dos o más sistemas operativos, sean otros Windows, Linux o incluso macOS bajo hackintosh. En todos los casos y más allá de discusiones insustanciales sobre cuál es “el mejor sistema operativo” del mercado, el objetivo es aprovechar las ventajas de cada uno (que las tienen) y en este caso concreto, que un usuario típico de Windows pueda instalar y probar Linux. Algo que jamás ha sido tan sencillo como verás.

Windows 10 y Ubuntu 18: planteamiento inicial

Ubuntu 18.04 LTS (nombre en clave Bionic Beaver) puede instalarse como cualquier sistema operativo en un equipo compatible, de diversas maneras. Puede ejecutarse como “Live CD” o “Live USB” ejecutándose desde estos mismos dispositivos externos y sin necesidad de tocar para nada sistemas instalados como Windows. Es la opción preferente para empezar en el mundo Linux y para pruebas. Otra manera sin tener que modificar sistemas instalados es utilizando máquinas virtuales en equipos con Windows, OS X o Linux.

También puede instalarse en un equipo que ya tenga otros sistemas operativos. Es la opción ideal por rendimiento y utilidad aunque ya exige realizar una serie de cambios en el equipo. Es la opción que vamos a revisar en este práctico, instalando Ubuntu 18 en un portátil con Windows 10 actualizado a la última versión. El resultado será dos sistemas operativos en el mismo equipo (juntos pero no revueltos) a los que podremos acceder en segundos gracias al gestor de arranque que ofrece Ubuntu.

Equipo hardware

Sobre el papel, cualquier equipo con Windows 10 instalado o en el que instalemos una copia nueva del sistema de Microsoft, está capacitado para ejecutar Ubuntu 18 porque sus requisitos mínimos de hardware son muy similares. Eso sí, no podemos olvidar que Windows tiene un soporte hardware mucho más completo que Linux y los grandes fabricantes no suelen soportar Ubuntu de manera oficial y general salvo equipos específicos.

Por ello, puede suceder que algún componente secundario no te funcione correctamente. Afortunadamente, el hardware primario (placa, procesador y gráfica) van a funcionar en la inmensa mayoría de equipos porque Ubuntu cuenta hoy con un gran soporte para las arquitecturas principales y controladores, sean usando drivers libres o privativos.

Para que tengas una referencia, el equipo donde realizamos la prueba es un portátil MSI Leopard con procesador Core i7-7700HQ, 16 GB de RAM, una gráfica integrada Intel 630, una dedicada GeForce GTX 1050 y una SSD que reemplazó en su día al disco duro instalado originalmente. El equipo cumple sobradamente los requisitos hardware de ambos sistemas y está actualizado a Fall Creators Update.

Preparando particiones

Como va a suceder en la mayoría de equipos con Windows, nuestro portátil tiene ocupado el total de la capacidad de la SSD de 256 Gbytes con una partición, pero tiene espacio libre en ella para instalar Ubuntu 18.04 como vamos a ver. Si tu equipo cuenta con una partición adicional (como te hemos recomendado en otras guías) que puedas vaciar o tienes una segunda SSD (o disco duro) puedes utilizarla. Lo mismo si vas a realizar la instalación en un equipo de sobremesa. Si tienes varias SSD o discos duros instalados puedes dedicar uno de ellos para Linux.

No es obligatorio hacerlo y para este caso práctico no es posible, por lo que necesitamos liberar espacio para las particiones de Ubuntu de la siguiente manera:

  • Accedemos al administrador de discos de Windows 10 desde el Panel de control > Herramientas administrativas o empleando el comando “compmgmt.msc” desde la ventana ejecutar.

  • Como verás, tenemos una partición reservada para el sistema y el resto en una partición primaria “C” ocupada con la instalación de Windows 10 que es la que tendremos que reducir para lograr espacio. Para ello pulsamos con el botón derecho sobre ella y marcamos sobre “reducir volumen”.

  • La herramienta comprobará el espacio libre disponible en la partición “C” y mostrará el máximo en la que la podamos reducir la partición (en nuestro caso 88730 MB. Fijamos en 60000 MB el espacio a reducir y ese será el tamaño de la partición para Ubuntu. El tamaño es orientativo. Un usuario que trabaje a diario con Ubuntu necesitará más capacidad pero en nuestro caso, para pruebas, tenemos de sobra y realmente no podemos liberar más espacio. Como hemos dicho, en un equipo de producción necesitarás más espacio.

  • Veremos como rápidamente se habrá creado un espacio en disco adicional vacío. No toques nada más ni crees nuevas particiones. Ya se encargará el instalador de Ubuntu de crear las particiones necesarias en el espacio libre que hemos creado.

El administrador de discos de Windows 10 es suficiente para manejo básico de particiones, pero si necesitas algo más avanzado puedes acudir a software especializado. Entre los que más nos gusta destacamos el EaseUS Partition Master que tiene versión gratuita. Su manejo no es sencillo y hay que saber lo que se hace, pero funciona de forma automatizada y con él obtendremos control total de las particiones.

Descargando Ubuntu

Accedemos a la página web oficial que ha preparado Canonical y descargamos la versión que nos interese. En nuestro caso optamos por la imagen .ISO de Ubuntu para escritorio (“ubuntu-18.04-desktop-amd64.iso”). Ya te informamos que Canonical eliminó la edición de 32 bits, por lo que la edición de 64 bits es la referencia del lanzamiento. Puedes obtenerla en descarga directa o vía Torrent si los servidores están saturados.

También puedes optar por instalar las otras variantes de la familia Ubuntu:

En cualquier caso, el proceso de instalación es el mismo con cualquiera de las variantes para lo que nos interesa en este artículo.

Preparando medio de instalación

Una vez descargado Ubuntu 18.04 LTS podemos utilizar un medio óptico (DVD) o una unidad USB (pendrive o disco externo). Vamos a utilizar ésta última, mucho más rápida (USB 3.0) y versátil, además que el MSI donde vamos a instalarlo carece de unidad óptica.

Para ello utilizamos una herramienta que nunca falta en nuestra colección, Rufus, aunque puedes emplear tu aplicación favorita. Descargamos y ejecutamos Rufus. Tiene opción portable que no necesita instalación y funciona a la perfección.

Insertamos el medio USB que utilizaremos en la grabación y seleccionamos la imagen ISO recientemente descargada de Ubuntu. Como tipo de partición vamos a utilizar “GPT para UEFI” que es el que estamos utilizando en el portátil.

Gestionando BIOS / UEFI y orden de arranque

Ya hemos hablado de la problemática de UEFI (reemplazo de las BIOS) a la hora de instalar otros sistemas operativos más allá del Windows 10/8 pre-instalado. Desde Windows 8,  los fabricantes han implementado el firmware conocido como UEFI, una extensión del proyecto EFI de Intel (también usado en equipos Mac) escrito en lenguaje C. Un reemplazo (muy necesario e igulamente criticado) de unas BIOS de 25 años de antiguedad que proporciona mayor flexibilidad, potencia y facilidad de uso mediante una interfaz de usuario gráfica, pero que complica la instalación de otros sistemas.

Aprovechando las posibilidades de las UEFI, Microsoft activó (a partir de Windows 8) un “sistema de arranque seguro” denominado Secure Boot que obliga a firmar el firmware y el software protegiendo el proceso de arranque del sistema. Varias distribuciones GNU/Linux añadieron soporte para poder instalarse. De hecho, Ubuntu soporta UEFI hace algunas versiones a través del Secure Boot System oficial de Microsoft para Linux, publicado por la Fundación Linux.

Aún así, en este equipo, hemos tenido algunas complicaciones para ajustar la configuración de Secure Boot y UEFI. Si tienes problemas para manejar este tipo de instalaciones mezclando Windows con Linux o utilizando varios Windows como puede ser una instalación dual de Windows 7 y Windows 10, tendrás que utilizar MBR, prescindir de UEFI y sobre todo del Secure Boot.

Instalando Ubuntu 18.04 LTS

La instalación de un Linux como la última versión de Ubuntu ha avanzado de una manera extraordinaria, en un proceso -casi- completamente automatizado y rapidísimo. Antes de instalar debes asegurarte que la unidad desde donde vamos a instalar el sistema esté por delante de la que contiene el arranque del disco duro o SSD. Entramos en la BIOS/UEFI y seleccionamos la unidad USB como primer dispositivo de arranque.

En este equipo con SSD y desde un USB 3.0, la instalación se completa en apenas 5 minutos. Lo vemos en detalle:

  • Colocamos el pendrive que hemos preparado y reiniciamos el equipo. El menú de arranque de Ubuntu nos permite probar el sistema en modo “Live CD” para prueba o instalar en disco. Elegimos la segunda opción y continuamos:

  • Seleccionamos español como idioma de instalación.
  • No actives la descarga de actualizaciones ni la instalación de software de terceros. Lo haremos posteriormente desde el mismo sistema.
  • La siguiente pantalla sí es importante y refiere al tipo de instalación. Si controlas las particiones en Linux puedes crearlas a tu gusto utilizando la pestaña “Más opciones”, establecer tamaño, punto de montaje o instalación del cargador de arranque. Si no eres un experto no te compliques la vida porque no es obligatorio hacer nada de eso.
  • Como verás, el instalador reconoce una instalación de Windows 10 y te ofrece instalar Ubuntu junto a él. Esta es la opción que debes elegir sin tocar para nada las particiones.

  • En esa configuración, Ubuntu creará sus propias particiones en el espacio de la SSD (60 GB) que si recuerdas dejamos libre e instalará el sistema.
  • No hay que hacer nada más salvo indicar el nombre del usuario y contraseña de administrador que utilizaremos. La instalación, como decíamos, es rapidísima en una SSD.

Windows 10 y Ubuntu 18

Una vez completada la instalación de Ubuntu ya tendremos disponible el cargador de arranque, pero es probable que en este tipo de configuraciones UEFI, seleccione por defecto la instalación de Windows. No queremos eso por lo que tendremos que acudir de nuevo a la BIOS y modificar el orden de arranque.

La configuración dependerá de cada equipo y BIOS en particular, pero el objetivo es el mismo, seleccionar la instalación de Ubuntu como primera de arranque para cargar Grub. En el portátil MSI de prueba se realiza desde aquí:

Una vez gestionada la BIOS ya podemos reiniciar el equipo y encontrarnos con el gestor Grub que nos permite ese arranque dual que buscamos, Ubuntu o la copia previa de Windows 10 (desde Windows Boot Manager).

Finalmente, aquí tenemos el nuevo Ubuntu 18.04, ofrecido gratuitamente como software libre bajo licencia GPL. Una versión importante por el soporte de largo término que ofrece. No nos vamos a extender en sus características porque no es el objetivo de este artículo, pero si lo necesitas, puedes revisar un primer vistazo con las novedades que han publicado nuestros compañeros de MuyLinux.

Por lo demás, recomendar este tipo de instalaciones para usar varios sistemas en el mismo equipo. Sus posibilidades no se acaban con los sistemas utilizados y se pueden utilizar otros Linux, sistemas como Windows 7 e incluso un OS X bajo hackintosh. Sólo hay que tener espacio de almacenamiento libre, cuidar el orden de instalación, lidiar con UEFI y Secure Boot (o anularlos) y tener tiempo y ganas para todo el proceso.

Concluimos insistiendo que Windows 10 y Ubuntu 18 es una combinación excelente para disfrutar de la versión más avanzada del sistema operativo líder del escritorio y de la última versión de la distribución GNU/Linux más popular del mercado. No te dé miedo. La instalación es sencilla y si aún no estás seguro, emplea una máquina no productiva para las pruebas y a disfrutar de ambos.

Un par de consejos finales

  • Si se está utilizando un HDD en lugar de un SSD suele ser recomendable desfragmentar la partición en la que se va a instalar el segundo sistema operativo antes de empezar a cambiar su tamaño.
     
  • El principal problema que puede tener un sistema operativo basado en Linux es que no reconozca la tarjeta wifi, por lo que si esto sucede no suele haber ningún problema en usar un cable para conectarse directamente al router utilizando ethernet o en conectar el móvil mediante USB al ordenador y activar el modo modem USB desde la configuración de Android para funcionar con la tarifa de datos e investigar sobre las posibilidades de hacer funcionar el wifi. Siempre es recomendable investigar sobre el tema antes de instalar nada (si se va a querer disponer de conexión a internet, claro está).

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Fuente de alimentación regulada para laboratorio

por Oscar Gonzalez en Electrónica

Una de las herramientas más imprescindibles en nuestro laboratorio personal es una fuente de alimentación regulada. Nos permite disponer del voltaje que necesitamos en cualquier momento y tiene infinidad de aplicaciones. Se puede montar de muchas maneras pero quizás uno de los montajes más clásicos es utilizando un regulador LM317. Este integrado hace precisamente eso, regula una tensión con muy pocos componentes externos y puede proporcionar hasta 1,5A.

Os dejo por aquí un excelente tutorial de cómo montar una fuente de alimentación basada en el LM317 donde también se muestran los cálculos a realizar para seleccionar los distintos componentes. El acabado final de este proyecto es estupendo ya que se ha dispuesto todo en una caja con un pequeño transformador toroidal y un panel frontal con serigrafía. No es la joya de la corona, más bien es una sencilla alimentacón sin muchas fcunionalidades (por ejemplo no tiene regulación de corriente), pero con esta pinta le dará un toque profesional a tu laboratorio!

Cómo cuidar la voz

afonía

Hoy voy a hablaros sobre la importancia de cuidar la voz para todas esas personas que trabajáis, como yo, en el ámbito de la formación y la docencia.

Las alteraciones de la voz, son muy habituales en profesionales que requieren de su uso constante como son profesores, cantantes, actores, y/o otras personas que realizan un abuso/mal uso vocal. La voz es nuestro instrumento más preciado. Por ello, debemos de cuidarla acudiendo a un especialista en el tratamiento de la voz (logopeda) en el caso de disfonía (pólipos, nódulos, entre otras.) o afonía, y tomándonos muy en serio los consejos que estas profesoras y el logopeda nos ofrecen.

enfermedades laríngeas

Afectación de la laringe en algunas enfermedades

Estos cambios bruscos de temperatura y humedad del último mes me han dejado con faringitis, algo muy común en esta profesión, pero que no debe ser habitual si seguimos unos consejos y recomendaciones básicas para el cuidado de la voz. Así que os voy a dar algunas pautas de prevención basadas en recomendaciones que me han hecho y en mi propia experiencia esperando que os sea de utilidad. Seguro que la mayoría os suenan, pero no viene mal recordarlas:

  • Beber suficiente agua para tener las cuerdas vocales bien hidratadas. En mi caso intento llevar conmigo al aula una botellita de agua y os lo aconsejo, ya que es lo más cómodo para tener agua siempre a mano, también en el coche, en el despacho… Beber agua es algo necesario y natural, no debe darnos apuro sacar la botella durante una clase o exposición oral y beber.
  • Respirar adecuadamente y hacer pequeñas pausas cuando lo necesitemos para coger aire, beber agua… Esa pausa de 20 seg. para tomar un sorbo de agua también lo agraceden los alumnos; y es una buena manera de extender el hábito en seguridad e higiene en el trabajo.
  • Hacer uso de los silencios como herramienta fundamental en la comunicación, en muchas ocasiones más eficaces que alzar la voz. Funcionan como disuasorio ante conductas desadaptativas, como reguladores del tono y del ritmo de la clase, crean momentos de reflexión… y además se convierten en un gran aliado para dar tregua a tus cuerdas vocales en lugar de forzarlas alzando la voz o gritando.
  • Evitar el frío así como los cambios bruscos de temperatura. Evita en lo posible hablar con temperaturas muy bajas. También hablar alto al entrar o salir de un local cerrado como un bar en invierno puede hacer que nuestra voz se resienta; date un tiempo para aclimatar tus cuerdas vocales tras un cambio brusco de ambiente.
  • Evitar los alimentos muy fríos o muy calientes. En este sentido te recuerdo que la sociedad occidental tiene el insálubre hábito de tomar bebidas muy frías e incluso con hielo, algo completamente antinatural también para nuestro sistema digestivo. Te puedo contar que en la mayoría de países de oriente y África (ni que decir tiene del norte de Europa) lo tradcional es que las bebidas con las comidas sean "del tiempo" e incluso mejor tibias; la sabiduría popular no deja de ser sabia por ser "popular". ¿Sabías que los cantantes no comen helados?
  • Come bien y a tus horas. Aunque te parezca no relacionado, la buena nutrición afecta significativamente a la voz. Por ejemplo el "reflujo esofágico", esa acidez que nos sube tras comidas copiosas o fuertes, quema nuestras cuerdas vocales provocando inflamación, resequedad y ronquera. Otros alimentos que no conviene abusar son la leche, el limón, el café, los picantes…
  • Evitar el alcohol y tabaco. El alcohol requiere 10 veces su volumen en agua para eliminarse, con lo que te deshidratará sin remedio. Respecto de fumar, qué te voy a decir… Si todavía fumas, aprovecha el nuevo año para añadir este propósito; no te arrenpentirás y tus familiares y amigos seguro que lo agradecerán.

  • No ingerir alimentos como caramelos o chicles de menta. En contra de lo que se piensa la menta no es buena para la mucosa orofaríngea: más bien la reseca. Asegúrate que los caramelos que compres no llevan menta (y de paso, que tampoco lleven azúcar). En su caso utiliza las tradicionales "juanolas": están pensadas específicamente para aclarar y humedecer la faringe. Hoy en día las hay con distintas variaciones de sabores (y no, no soy comercial de nada; ya sabéis que también uso LibreOffice por convicción) .
  • Evitar carraspear y toser para "aclarar la gargana", ya que en efecto puede ser más perjudicial para las cuerdas vocales. En su lugar toma un sorbito de agua o métete una pequeña "juanola" en la boca.
  • Baja el tono: hablar en un tono más alto o agudo que el habitual nos hace trabajar en un nivel de estrés bucofaríngeo que se cobrará factura; recuerda que hay más métodos de llevar la clase o llamar la atención.
  • Realiza ejercicios de rotación de cuello y hombros como ejercicio de relajación muscular; evitarás tener en tensión la zona bucofaríngea. Esto es bueno hacerlo un par de veces en la mañana.
  • Duerme las horas suficientes. La ronquera también se produce por cansancio y agotamiento.
  • Evita el estrés. Debes saber que estados emocionalmente estresantes también están relacionados con las ronqueras y afonías. Según las autoras del manual Materiales para cuidar mi voz "La voz está íntimamente relacionada con nuestras hormonas. 

Estos eran unso breves consejos a nivel general. Para casos concretos en los que la ronquera y la afonía se prolonguen y en casos recurrentes habrá que acudir al médico y al logopeda que son los especialistas y que nos pueden enseñar a hablar de forma correcta y evitar en la medida de los posible estos problemas de la voz. Aprovecha, si eres profesor, los cursos que la Consejería de Educación pone a nuestra disposición sobre el uso y cuidado de la voz.

Para los/las que estén más interesados (y espero que sean muchos) pongo a vuestra disposición este enlace donde podréis encontrar un manual elaborado por Lidia Rodríguez García y Gema de las Heras Mínguez, ambas profesoras de la diplomatura de logopedia en Castilla la Mancha. En él, podréis encontrar claramente definido el concepto de voz, cuáles son las estructuras implicadas en la fonación, además de ejercicios y pautas para cuidarla día a día.

manual Materiales para cuidar mi voz
Materiales para cuidar mi voz
Lidia Rodríguez García y Gema de las Heras Mínguez

¡Ah! y recuerda que el uso que hagas de una herramienta de trabajo, y tu voz es una de tus herramienteas, incide directamente en el aprendizaje que reciben tus alumnos, sean de la edad y nivel educativo que sean. Además, un manejo adecuado de la voz nos puede ayudar a mejorar nuestro nivel de satisfacción en la enseñanza.

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Ventilador termoeléctrico casero (a partir de célula Peltier)


Ventilador teromoeléctrico casero

El otro día estaba buscando un deshumidificador pequeño por Ebay y me encontré unos cuantos de pequeña potencia, unos 30-50 W, que utilizaban una célula Peltier como elemento de refrigeración de poca potencia. Me resultó curiosa esa aplicación de Peltier. El caso es que buscando alguna noticia para publicar en este blog me encontré con esta otra que os presento: la realización de un sencillo ventilador experimental a partir de una célula Peltier y algún que otro elemento más que seguro conocéis.

Las células Peltier son muy útiles y se usan generalmente para enfriar algo gracias a su cara fría. La contrapartida es que su otro lado se convierte en la parte caliente y para que continúe bajando la temperatura se debe refrigerar. Por otro lado, las Peltier se pueden utilizar al contrario, es decir calentándolas para que produzcan corriente y este efecto es conocido como el efecto Seebeck. Esto permite que con una simple vela, podamos producir una cantidad de corriente suficiente como para encender unos cuantos diodos LED o hacer girar un ventilador como lo hace el autor de este proyecto.

Por otro lado, lo interesante de este proyecto es que juega precisamente con el efecto Seebeck de tal forma que a mayor diferencia de temperatura entre las dos caras, más corriente se produce. Entonces el ventilador girará más rápido enfriando también más el radiador que a su vez dará más diferencia de temperatura a la Peltier que producirá más corriente, generando así un especie de bucle infinito, que por supuesto tiene un límite dado principalmente por la baja eficiencia que tienen este tipo de células: 

No os perdais el vídeo a continuación y para los que quieran hacer su propia versión, el enlace al tutorial completo está más abajo.

Al final, pedí por EBay el deshumidificador y… la verdad es que es de muy poca potencia: apenas saca un vaso de agua al día. Claro que, con 50 W de consumo no se puede esperar mucho…

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Cómo estañar circuitos PCB sin electrodos

estañar PDB sin electrodos

José Manuel, más conocido como Terrazocultor, nos enseña una estupenda técnica para estañar una placa PCB sin utilizar electrodos. Es un método muy sencillo que utiliza una serie de productos químicos que como resultado final, evita la oxidación de las pistas de una placa PCB. Si aún no conoces su canal de youtube no dejes de suscribirte, es un auténtico fenómeno!

Como hacer tus propios PDBs – Método con hojas transfer

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